Thursday, January 2, 2014

Disertación sobre el papel higiénico

Creo que el papel higiénico en rollos, muy parecido al que utilizamos hoy, fue inventado a finales del siglo XIX. Debido a alguna escasez temporaria de ese producto en regiones rurales o mal administradas del planeta, o quizás a la renuencia que muestra la gente retrógrada o avarienta a gastarse el dinero en un artículo que consideran de lujo, el uso de ese medio terapéutico no es tan universal en nuestros días como muchos pudiéramos pensar.

El sustituto más común del papel higiénico es el periódico. El papel de rotativo es suficientemente suave y, después de leído, se torna muy barato, sobre todo cortado en hojas pequeñas. Algunos se quejan de que manchan de tinta las nalgas, pero los de piel más oscura o velludos no se preocupan por esa tontería. Los que tienen la piel más clara, prefieren las hojas de revistas, aunque tienen que estrujarlas bien primero para evitar un rasguño doloroso. Durante los periodos de inflación, muchos usan el papel moneda para esos menesteres, si bien el tamaño no es el ideal, los billetes son bastante asequibles.

Pasemos a las variantes más ecológicas. Es sabido que en algunos países de clima templado se utilizan, con bastante efectividad, los elotes secos de maíz para la limpieza del mapamundi. En regiones tropicales hay quien estima que las hojas de plátano son buenas para lo mismo. En varios países de Asia meridional las costumbres son más higiénicas: ponen un cubo con agua fría al lado del excusado. Cada uno se limpia el cuquito con la mano y después mete su extremidad embetunada en el cubo para limpiarla con el agua. Lo mismo hace el siguiente usuario del retrete, con la misma agua. Por la tarde riegan las matas con el líquido turbio y llenan el cubo de nuevo con agua fresca. ¡Eso sí que es ingenio folclórico!, combinan la higiene con la productividad agrícola. A veces se forman broncas porque los zurdos no regresan el cubo a su lugar habitual después de usarlos. Para evitarlo, en algunos lugares ponen un cubo por mano, pero entonces cambian el agua cada dos días.

Hace poco me contaron que en varias regiones desérticas del planeta utilizan los cactos para esos fines, pero lo dudo...


 

Saturday, January 19, 2013

Via Libre

Yo soy un pobre emigrante, como cantaba el viejo pasodoble. Bueno, ya no estoy tan escachado: hace medio año compré un cacharrito japonés con veinte años de edad, que me permite ir al trabajo, así como hacer alguna que otra diligencia. Cualquier cosa menos buscar novia, porque el aspecto del coche no se presta para impresionar a ninguna dama. Traté de comprar un seguro de colisión para mi transportador, pero desistí cuando supe que la protección costaba más que el supuesto protegido. Así quedé, conduciendo a puro riesgo de perder mi único activo, por cualquier desvarío del destino.

A pesar de la preocupación por la integridad de mi propiedad, seguí llevando una vida social dinámica. Hace alrededor de un mes, me puse a conversar con un colega hindú, emigrante también, y con gran esfuerzo entendí, que él estaba aprendiendo a conducir y ya había tomado seis lecciones, pero si continuaba el aprendizaje académico, se iba a quedar sin dinero para la compra del auto. Compadecí al muchacho y le ofrecí mis servicios avanzados de instructor gratuito. Lo llevé un sábado a un barrio apartado para que practicara, sin imaginar el desgaste nervioso que esa buena acción me causaría.

Primero, traté de enseñarle a doblar las esquinas abiertas: disminuir la velocidad hasta sentir que se controla el auto, ejecutar el giro y acelerar para salir lo antes posible de la intersección. El hindú sólo asimiló los dos últimos pasos: llegaba a la esquina sin mucho frenar, y se metía doblando en la senda contraria. Cada vez que hacía la maniobra, la parte flotante de mi virilidad se encaramaba a un lugar muy cerca de la garganta. Pienso que lo mismo ocurría con los pocos conductores que venían confiados en dirección opuesta.

Yo había notado antes que el hombre tenía algunos cables cruzados: para afirmar algo, hacía oscilar la cabeza horizontalmente, para negar, cabeceaba de arriba abajo; pero nunca imaginé que también trocaría las direcciones. Una vez le indiqué que doblase a la izquierda, pero hizo lo contrario y acabamos en una autopista algo congestionada. Yo rogué que siguiera por la senda externa hasta la próxima salida. Cuando estábamos llegando a la misma, ordené que doblara a la derecha para salir, pero el condenado, con una maniobra brusca, pasó a la senda izquierda, provocando la ira masiva y sonora de los usuarios de la carretera.

Al fin, no sé cómo, pudo llevar el coche a un lugar seguro y yo tomé el volante. Le expliqué apenado que iba a necesitar unas diez lecciones adicionales en la academia, antes de pensar siquiera en comprar el auto. No hizo caso y fue a comprarlo. Ese mismo día, al bordear girando en U un estrecho bulevar, no soltó a tiempo el volante y estrelló el coche contra el tronco de un frondoso árbol.

En el taller de reparación, prometieron devolverle el auto para el lunes próximo. Un concejal ha advertido a todos los árboles del distrito que se mantengan vigilantes.


 

Monday, August 27, 2012

Educación sexual

No entiendo por qué hay tanta santurronería cuando se toca el problema, no ya del sexo mismo, sino de la simpatía ingenua entre el macho y la hembra. No hablo de otras afinidades, las cuales, aunque muy naturales, son incapaces de producir gente nueva. La proliferación de ese tipo de relaciones destruiría el mercado de cunas y biberones, además podría crear serias dificultades para el desarrollo de la pediatría.

Pues bien, retomando el tema, es difícil de entender esa actitud mojigata de tanta gente ya que todos nacemos debido al sexo y por el conducto del mismo. Además nos pasamos la mayor parte de la vida con el entendimiento en los genitales.

No sé si podré concentrarme en la materia. Quería decirles que a pesar de la generalizada beatería, hay una gran diferencia entre lo que sabemos en nuestra tierra y lo que conocen de esta temática los habitantes del norte de Europa. Súbete a un autobús repleto en cualquier ciudad de Galicia y apachurra a alguna gallega bonita. Gústele o no, te forma un escándalo que se te quitan las ganas de hacer algo parecido por un tiempo prudente. Haz lo mismo en Suecia y verás que la dama ni se entera, aunque explotes. Sí, la educación sexual es distinta, pero los olores en el transporte público son los mismos. Sin ánimo de generalizar ni ofender, pero a muchos europeos les mortifica bañarse todos los días. Antes, recuerdo, no se bañaban tampoco, pero el olor era más orgánico. Ahora, con la globalización y los avances, le untan desodorante al sudor y el aroma es perfecto para interrumpir la respiración por un buen rato.

Parece que me he salido del argumento otra vez. Por esa misma falta de inteligencia sexual es que las suecas se sienten tan a gusto desnudándose en nuestras playas. A los pobres gallegos se nos saltan los ojos y nuestras brújulas muestran la dirección a un futuro de optimismo. Tienes que pensar rápido en cualquier bobería para evitar erupciones violentas que podrían ser mal interpretadas.

Pero bueno, no era mi intención meterme ahora en problemas de pirotecnia. En resumen, antes de que lo olvide de nuevo, yo estoy abogando porque en todas las escuelas de Europa enseñen como hacer nenes sin tener sexo. O, si no fuera posible lo anterior, al menos que expliquen como tener sexo sin hacer nenes. Y si, a pesar de los esfuerzos didácticos, nace algún angelito, ¡pues que lo enseñen a bañarse desde chiquito, jolines!

Saturday, August 18, 2012

Estudios vanos


No sé a ustedes, pero a mí me exaspera el tiempo perdido estudiando boberías que nunca han sido de alguna utilidad.

Tomemos, por ejemplo, los quebrados. Se acuerdan como nos jorobaban los maestros con los quebrados: que si el denominador, o el numerador, ¿qué sé yo?, ¿quién se acuerda de eso? El otro día, un amigo estaba quejándose de que su esposa le expropiaba el sueldo un minuto después de recibirlo. Le aconsejé decirle a la mujer el sueldo en quebrados para confundirla, porque seguro no se acordaba de como sumarlos. Mi amigo diligente le dijo a su media naranja que esta quincena le habían pagado 2/3 y la quincena que viene le pagarían 3/5. La mujer no necesitó calculadora para decirle al pobre que se dejara de mentecaterías y le diera el 1/1 de lo que tenía en el bolsillo. Sanguijuelas que son algunas hembras.

O, ¿qué me dicen de la geografía regional? Mira que nos machacaron los nombres de países y sus capitales. Hasta canciones componían los maestros para que lo recordáramos: Argentina, Brasil y Bolivia, Honduras y Panamá... Y ¿para qué? Únicamente para los crucigramas, y ni siquiera eso, porque si conoces el nombre de la capital, entonces te preguntan por el río. Además, países de Europa que siempre habían tenido una sola capital, ahora se convirtieron en infinidad de repúblicas cada una con la suya. También, si se han fijado, algunos políticos aburridos se entretienen cambiándole el nombre a naciones y ciudades después de cada elección.

En fin, perdimos miserablemente el mejor tiempo de la vida, en vez de corretear la calle y meterle más pelotas por la ventana a aquella vecina cascarrabias...